Tras el susto del verano de 2021, en 2022 nos decidimos a dar un gran paso.
Coincidiendo con el 25 aniversario de nuestra relación finalmente… nos casamos!
Lo que iba a ser una celebración sencilla, con pocos invitados y sólo los amigos y familiares más directos se convirtió, como por arte de magia, en una gran fiesta que reunió a más de 160 personas. El fin de la pandemia, las ganas acumuladas de viajar, la ciudad de Barcelona y la capacidad de persuasión de mi madre hicieron el resto.
Cuando reservamos la fecha en el Ayuntamiento de Barcelona aún había muchas restricciones a causa del COVID-19. Justo me acaban de operar cuando me puse a hablar los responsables de la materia del consistorio. De todas las salas que nos proponían, sólo el Saló de Cent podía, mínimamente, albergar un número de invitados superior a las 50 personas. Por suerte, entre agosto de 2021 y marzo de 2022, las cosas cambiaron a mejor y finalmente pudimos acoger a todos nuestros invitados.
En este marco incomparable celebramos el enlace, con el regidor de Deportes, David Escudé, como maestro de ceremonia. Olívia no resignó a ver la ceremonia desde la grada, y se pasó toda la boda sentada en mi regazo, enganchada a su teta.
Una buena amiga nos regaló la música, y pudimos disfrutar de dos sopranos, acompañadas por un guitarrista, que cantaron temas como ‘Mais que nada‘, de Sérgio Mendes, ‘Lakmé, el dúo de las flores‘, de Delibes y la maravillosa ‘El día de suerte de Pierre Nodoyuna‘, de El Kanka.
Otra buena amiga, Helena, amiga des de los 3 años, hizo un emotivo discurso. Nuestros amigos Antonio y Alberta firmaron como testigos, y Victoria fue la encargada de llevar los anillos.
De repente, sin casi darnos ni cuenta, estábamos firmando y ya estábamos oficialmente casados.
Los viajes de Teresita 
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