Semana Santa en Valladolid y León 2024 (I)

Esta Semana Santa hemos regresado a tierras castellanas. El motivo: visitar a la familia y hacer un viaje a los orígenes, a las tierras de la Ribera de Duero, de donde era mi abuelo paterno.

En primer lugar, salimos desde El Prat rumbo al aeropuerto de León con Air Nostrum. Y lo hicimos dos veces, me explico: fuimos el martes 26 convencido de que teníamos el vuelo a las 9h de la mañana. Al cruzar por el control de facturación, en la parte reservada para familias, la tarjeta de embarque dio error… el vuelo era para el día siguiente! Así que al día siguiente tocó madrugar de nuevo y, esta vez sí, pusimos rumbo a León.

Una vez en León nos trasladamos hasta Castrillo de los Polvazares, joya de la maragatería, a pocos quilómetros de Astorga (donde hicimos una breve parada para comprar hojaldres y mantecadas). Allí visitamos a nuestros parientes, y nos quedamos una noche que, a pesar de la lluvia y el fresco, se nos hizo corta. Las niñas disfrutaron muchísimo con los primitos y se quedaron con ganas de más.

Castrillo es un pueblo precioso, con unas calles, casas y puertas que lo hacen único. En estos días de fiesta, se convierte en un hervidero de turistas en busca de su ración de cocido maragato y no faltan los mesones que lo sirven. Entre otros, encontramos Casa Juan Andrés, el Mesón el Arriero, la preciosa hostería Cuca La Vaina o Entrepiedras.

Si la idea es tomar algo, sin duda hay que acudir a la pintoresca taberna cultural el Trechuro, regentado por mi amigo Álvaro. Este maravilloso rincón maragato es un lugar en el que nunca faltará una buena conversación, música en directo y una rica cerveza artesana.

Al día siguiente, Jueves Santo, por la tarde, dejamos con pena Castrillo de los Polvazares y nos dirigimos en coche hacia tierras vallisoletanas, hacia la Ribera de Duero. Unas tres horas después de conducir bajo una tormenta de agua y viento, llegamos a Piñel de Abajo, donde una familiar nos ofreció la hospitalidad de su Casa Rural.

En Piñel de Abajo nos alojamos 3 noches, tiempo que nos permitió explorar a fondo la zona de la Ribera de Duero.

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