El primer día llegamos a Piñel de noche, así que no pudimos hacer mucho nada más allá de instalarnos y descansar, La lluvia, además, nos seguía acompañando, y eso tampoco invitaba a explorar los alrededores. Descansamos y a día siguiente fuimos a visitar Curiel, un bonito pueblo cerca de Peñafiel con una estructura similar: pueblo pequeño y coqueto, iglesia grande y castillo en la cima de una colina.
Empezaba a llover, así que la visita al pueblo se vio un poco truncada y nos limitamos a visitar la iglesia. Por la tarde, pusimos rumbo a Valbuena de Duero, el pueblo de origen de mi abuelo paterno. Por el camino, nos detuvimos en San Bernardo, donde ya habíamos estado años atrás, tal y como reflejamos en el blog.
La iglesia es una maravilla, y el hotel con spa, también. Por desgracia no pudimos visitar el claustro, ya que se estaba celebrando una preboda y no permitían el paso de turistas.
Una vez terminada la visita, nos dirigimos a Valbuena, a tomar algo y sentirnos conectados a las raíces. El pueblo no tiene nada de especial, más allá de la iglesia y el río, pero siempre es agradable regresar. en la iglesia estaban en plena celebración de Viernes Santo.
Al no acompañar mucho el tiempo, en esta ocasión no hemos visto procesiones. En parte porque muchas se han suspendido y en parte porque no nos queríamos arriesgar a mojarnos.
Una vez visto Valbuena y San Bernardo, nos dirigimos de regreso a Piñel de Abajo, a disfrutar de la hospitalidad de nuestra prima y su casa rural.
Nosotros no supimos encontrarla, pero al día siguiente unos primos dieron con la casa de los bisabuelos (la casa rosa con ventanas verdes) y nos hizo mucha ilusión verla, aunque fuese en foto.
Los viajes de Teresita 
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